Perderse. Equivocarse.
Señalar rumbos...
Crecer en la alta noche multiplicando rostros de silencio,
no fue sino buscarnos.
Desesperadamente.
Justo en este momento que estamos sedientos de amor y de locura,
aparecen espejismos disfrazados de realidad,
sus trajes son tan impecables que logran tocar nuestros corazones,
pero en los momentos cumbres sucumben
ante nuestras verdaderas necesidades,
es allí cuando entendemos
que solo fueron engaños del mentiroso viento.
V. de la Hoz
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